PROPOSITO Y EXITO
 

PROPOSITO Y EXITO

 
 
INTRODUCCIÓN
 
 
Esto, más que un manual, es la guía de una jornada espiritual que te permitirá encontrar la respuesta a la pregunta más importante de la vida: ¿Para qué estoy aquí, en la tierra? Al terminar esta jornada sabrás el propósito de Dios para tu vida y entenderás el cuadro completo: cómo encajan todas las piezas de tu vida. Con esta perspectiva, tu estrés disminuirá, tus decisiones serán menos complicadas, tendrás más satisfacciones y más importante aún, te preparará para la eternidad.
 
El promedio actual de longevidad es de 25.550 días. Ese es el tiempo que vivirás. ¿No crees que sería un sabio uso del tiempo, apartar unos pocos días para entender lo que Dios desea que tú hagas con el resto?
 
La Biblia dice: “Permitan que Dios los transforme en una nueva persona cambiándoles la manera de pensar. Así aprenderán lo que Dios quiere para ustedes”.
 
“Reflexiona en lo que te digo, y el Señor te dará una mayor comprensión de todo esto”.
 
HE ORADO POR TI
 
Oré mucho para que experimentaras el maravilloso sentimiento de esperanza, fortaleza y gozo que viene de saber para qué te puso Dios en este planeta. Es incomparable. Me emociona anticipar las cosas extraordinarias que te acontecerán. Lo mismo ocurrió conmigo al descubrir el propósito de mi vida; desde entonces no he vuelto a ser el mismo.
 
 
 ¿PARA QUÉ ESTOY AQUÍ EN LA TIERRA?
 
 
El que confía en sus riquezas se marchita,
pero el justo se renueva como el follaje.
 
Proverbios: 11:28
 
Pero bienaventurado el hombre que confía en el
Señor… Es como árbol plantado a orillas de un río,
cuyas raíces penetran hasta encontrar el agua;
árbol al que no agobia el calor ni angustian los largos
meses de sequía. Su follaje se mantiene verde
y produce en todo tiempo jugoso fruto.
 
Jeremías 17:7-8
 
 
 
Todo comienza con Dios
 
 
Porque todo, absolutamente todo en el cielo y
en la tierra, visible e invisible… todo comenzó en él
y para los propósitos de él.
 
Colosenses 1:16
 
A menos que se dé por hecho la existencia de Dios,
la búsqueda del Propósito de vivir no tiene sentido.
 
Bertrand Russell, ateo
 
 
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No se trata de ti.
 
El propósito de tu vida excede en mucho a tus propios logros, a tu tranquilidad o incluso a tu felicidad. Es mucho más grande que tu familia, tu carrera o aun tus sueños y anhelos más vehementes. Si deseas saber por qué te pusieron en este planeta, debes empezar con Dios. Naciste por su voluntad y para su propósito.
 
La búsqueda del propósito de vivir ha intrigado a la gente por miles de años., Eso ocurre porque solemos empezar por el punto de partida errado: nosotros mismos. Nos hacemos preguntas egoístas como:¿Qué quiero ser?, ¿Qué debo hacer con mi vida?, ¿Cuáles son mis metas, misanhelos, missueños con el futuro?Enfocarnos en nosotros mismos nunca podrá revelarnos el propósito de nuestra vida. La Biblia dice: “En su mano está la vida de todo ser viviente”.
 
No te creaste a ti mismo, por lo tanto no hay manera de que puedas decirte para qué fuiste creado. Si yo te entregara un invento que nunca has visto, no sabrías para qué sirve ni tampoco el ingenio te lo podría decir. Sólo el inventor, o el manual de instrucciones, podría revelarte el propósito de dicho invento.
 
Dios es tu punto de partida, tu creador. Existes tan sólo porque Él desea que existas. Fuiste creado por Dios y para Dios, y hasta que lo entiendas, tu vida no tendrá ningún sentido. Sólo en él encontramos nuestro origen, nuestra identidad, nuestro sentido, nuestro propósito, nuestro significado y nuestro destino. Cualquier otra ruta termina en un callejón sin salida.
 
Muchos tratan de usar a Dios para su propio beneficio, pero eso es antinatural y está condenado al fracaso. Fuiste creado para Dios, no al contrario; la vida consiste en permitir que Él te use para sus propósitos y no que tú lo uses a Él para los tuyos. La Biblia dice: “Obsesión con sí mismo en estos asuntos es un callejón sin salida; la atención a Dios nos guía a una vida libre y espaciosa”.
 
Los libros de autoayuda, incluidos los cristianos, ofrecen por lo general los mismos pasos a seguir para que logres encontrar el propósito de la vida: Piensa en tus sueños; Define tus valores; Trázate metas; Averigua cuál es tu fuerte; Apunta a la cima, ¡alcánzala!; Sé disciplinado; Cree en ti mismo para lograr tusa metas; Involucra a otros; Nunca te des por vencido.
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VIVA LA VIDA CON OPTIMISMO Y SE SENTIRÁ FELIZ
 
 
El secreto que ha llevado al triunfo a los grandes personajes de la historia. Y sin la cual no habrían llegado a ser grandes ni famosos, consiste en los siguientes puntos: 1) Adquirir una confianza grande en la ayuda de Dios y en sí mismo; confianza en las propias capacidades y habilidades para lograr el éxito, rechazando toda posibilidad de que Dios nos deje solos, y concediéndole muchísima mayor importancia a las cualidades positivas que se tienen, que a las debilidades o a las posibilidades de derrota. 2) Dirigir el pensamiento hacia una meta fija que desea alcanzar y no desviar la atención de ella. 3) Elaborar un plan para lograr conseguir esa meta, un plan cuidadoso y detallado que se va siguiendo día por día, y que hace que nuestra actividad sea organizada y llena de entusiasmo. 4) Desarrollar un sincero deseo de realizar aquello que se quiere conseguir. El deseo ardiente es el más importante motivador de las acciones. El deseo de lograr éxitos consigue la costumbre de conseguir éxitos. 5) Dedicarse a una acción tenaz e incansable para lograr obtener la metas que se busca conseguir, sin desanimarse por los obstáculos, las críticas, las circunstancias adversas, o lo negativo que los demás piensen, hagan o digan. Esa energía concentrada hacia la consecución de una meta, atrae enormemente las oportunidades, las cuales no se dejan atrapar por los que están sin hacer nada.
 
"Todo lo bueno que: sinceramente creamos, y entusiastamente emprendamos, deuna manera impresionantemente favorable  se transformará en algo placentero y beneficioso para nosotros".
 
USTED ES LO QUE PIENSA Y SERÁ LO QUE DESEA SER. "Cada uno es el resultado directo de sus, pensamientos". Una persona, es lo que piensa, y puede llegar a ser lo que desea ser. El ser humano úni­camente utiliza el 25% ó 30% de su cerebro, y que casi todos morimos sin haber estrenado las dos terceras partes de nues­tra capacidad cerebral. Nuestra pereza mental no nos dejó pensar, y nuestro pesimismo no nos dejó desear en grande, y morimos sin haber triunfado. Se cumple así la queja del Profeta en la Biblia
"El mal de mi pueblo es que no dedica tiempo a pensar y meditar". “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”. (Oseas 4).
Recuerde: sus éxitos dependen en mucho de sus pensamientos. Y no tenga miedo a dedicarle tiempo a pen­sar, y a pensar en grande.
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NO HAY QUE DAR GOLPES EN EL PECHO DEL VECINO. ¿Acostumbra usted a echar a los demás la culpa de lo malo que le sucede? Pues por ese método no va a llegar a ningún triunfo. Un hombre se dispuso a  ingresar a la Fundación Hogar Amparo Divino en Santa Catalina, lugar que ha libra­do a tantas personas de vicios y tristezas. Lo recibieron muy amablemente y le preguntaron: ¿A qué causa le atribuye usted el haberse entregado al alcoholismo y la drogadicción?". Y el enfermo respon­dió: "Pues mire, es que tengo una esposa que es una tatacoa, y una suegra que es una energúmena, y...”. "No, no, le res­pondieron los otros. Por favor no le eche la culpa a los demás. Aquí no vinimos a dar golpes de pecho en el pecho del veci­no, sino en nuestro propio corazón. Lo importante es saber qué culpa tiene usted en este asunto, porque mientras usted no reconozca su propia culpabilidad no es posible empezar su rehabilitación...".
 
Y pocos meses después aquel hombre estaba regenerado. Pero porque supo echarse a sí mismo la culpa de sus males, sin andar lanzando pedradas de culpabilidad a la casa de los vecinos.
 
Acudiendo al llamado pastoral para una consejería llega la esposa donde el pastor por lo que dice: “Pastor, mi hogar está para destruirse . -¿Y a qué causas atribuye usted, señora, esta destrucción de su hogar? -Pues, Pastor, es que ese hombre es un desalmado, un gro­sero, un patán, un... -Un momentico, le responde el Pastor. Señora, aquí no hemos venido a regañar a su esposo. Si él estuviera presente le reprocharíamos, pero como está ausente es tiempo perdido criticarlo. Lo importante es saber qué culpabilidad tiene usted en este asunto, para poder darle soluciones que estén a su alcance.
 
Y poco a poco la señora va reconociendo que ella ya no es cariñosa ni detallista con su marido; que le cantaletea por mu­cho tiempo una misma falta cometida... que quizás ya no se arregla ni se esfuerza por serle simpática... que no ha orado por él, ni se detiene a recordar las cualidades que él tiene y los favores que él le ha hecho…
y cuando aquella mujer se con­vence de que casi en todos los casos la culpa no es de uno solo, sino de ambos y que si ella
cambia y mejora, todo su hogar cambia y mejora, la tragedia de su hogar se va convir­tiendo en paz y calma.
Así, que la fórmula consiste en no andar echando a los de­más la culpa de lo desagradable que nos sucede, sino más bien averiguar qué responsabilidad
 
5
 tenemos nosotros también en este asunto. Así se cumplirá en nosotros una
promesa muy agradable de Jesús: "Si no condenáis a los demás, no seréis condenados por Dios” (Mateo 7).
 
Hay que motivarse. No olvide: Si usted cree que puede, puede. Si cree que sí es capaz, llegará a ser capaz.
 
Hay que llegar a una sugestión positiva. “Lo puedo; sí, lo voy a conseguir con la ayuda de Dios, si me conviene y es para mi bien”. Esto multiplica por mí las propias fuerzas.
 
El repetirse: “Yo puedo hacerlo, sí puedo conseguirlo” crea un ambiente de sugestión en el ánimo, que lleva hacia el éxito.
 
Hay que distinguir entre el “quisiera” y el “quiero”; entre el simple y el vago deseo y el “anhelo”. El anhelo es un deseo vehemente, profundo, incontenible. Es una sed del alma.
 
“Lo quise. Lo desee con toda el alma. Sencillamente lo quise con todo el corazón y lo conseguí”.
 
Tampoco olvide jamás aquella frase tan hermosa del sabio Salomón en la Biblia: “Lo que consigue éxitos es la bendición de Dios., Nuestro sólo afán no logra nada”.
 
FOMENTE UNA CONFIANZA EN USTED MISMO Y EN SUS PROPIAS HABILIDADES. No acepte mentalmente que usted haya sido creado para la de­rrota o para el fracaso, porque Dios no goza asistiendo al fraca­so de sus hijos. Concentre su mente en sus cualidades positivas y no en sus debilidades; en su capacidad de triunfar y no en pro­blemas imposibles de resolver.
Confiar en sí mismo no es endiosarse ni vivir dándose "certi­ficados de buena conducta" y excusas para sus faltas. Hay que encararse honestamente a los propios errores y trabajar cons­tantemente por corregirlos. Pero no hay que creerse menos de lo que uno es, porque esto es mentira y lleva a la cobardía.
Su acercamiento a su realización o a su fracaso, depende en mucho de la imagen que usted tenga de sí mismo. Usted tiene qué escoger entre el pensar alegre o el pensar triste, entre el pensar en que usted sí vale, o vivir dándose "garroteras" men­tales pensando que nada vale y nada puede.
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Cada vez que se diga a sí mismo: "Sí soy capaz, si tengo cualidades, si puedo", está fortaleciendo su capacidad de determinación. Fórmese la costumbre diaria de pensar bien de usted mismo y de sus capacidades.
 
Dedíquese con inquebrantable determinación a conseguir sus metas, sin desanimarse por los obstáculos, las críticas o las dificultades.
 
SIENTA APRECIO POR USTED MISMO. Dignidad, es sentir un gran respeto por uno mismo y por los demás.
 
¿Tenemos dignidad? ¿De veras sentimos un gran respeto por nosotros mismos? A los demás hay que respetarlos muchísimo, pero por nosotros mismos también debemos sentir gran respeto y mucho aprecio.
 
Si creemos que somos inferiores, lo somos de verdad. Pero si creemos que tenemos cualidades suficientes para triunfar, podremos triunfar con mucha mayor facilidad.
 
DEFINA CUÁLES SON LAS METAS QUE DESEA CONSEGUIR. Muchos fracasaron porque no se propusieron metas precisas para alcanzar. No tenían ideales concretos, fallaron porque no dedicaron una entrega total a la consecución de sus ideales. Para obtener el ideal hay que “pagar el precio”, o sea, hay que dedicarle todos los esfuerzos e inteligencia de que dispongamos. Ningún ideal se logrará conseguir si no se ha pagado antes “una cuota inicial” de esfuerzo y perseverancia.
 
Por lo general puedes lograr alcanzar una meta si poner todo tu empeño. ¡Pero tener éxito y cumplir el propósito de tu vida son dos temas muy distintos! Podrías alcanzar todas tus metas y ser un triunfador de acuerdo con los estándares del mundo, y aún así no saber la razón para la cual Dios te creó. Por eso necesitas más que un asesoramiento de autoayuda.
 La Biblia dice: “La autoayuda no es eficaz en todo. El sacrificio es el camino, mi camino, para encontrarte a ti mismo, a tu verdadero yo”.
Un profesor de filosofía en una ocasión escribió a 250 de los más reconocidos filósofos, científicos, escritores e inte­lectuales del mundo, preguntándoles: «¿Cuál es el sentido de la vida?». Al­gunos dieron las mejores respuestas que pudieron, otros admi­tieron que acababan de plantearse la razón de vivir y otros fueron más sinceros en responder que no tenían ni la menor idea.
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Podemos considerar lo que Dios reveló en su Palabra con respecto a la vida. La manera más fácil de entender el propósi­to de un invento es preguntarle al inventor. Lo mismo ocurre cuando quieres saber la razón de tu vida: pregúntale a Dios.
 
Dios no nos dejó en medio de la oscuridad para andar a ciegas. Él reveló claramente en su Palabra sus cinco propósitos para nuestras vidas. La Biblia es nuestro manual de instruccio­nes el cual explica por qué estamos vivos, en qué consiste la vida, qué evitar y qué esperar.
 
TODO COMIENZA CON DIOS.  «La sabi­duría de Dios... Proviene de lo profundo de su propósito... No es un mensaje novedoso, es lo que Dios determinó para nuestra gloria desde la eternidad».
 
Dios no es tan sólo el punto de partida en tu vida, sino la fuente de ella. Debes ir a la Palabra de Dios, no a la sabiduría del mundo para descubrir el propósito de tu vi­da. La Biblia afirma: «Es en Cristo que sabe­mos quiénes somos y para qué vivimos. Mucho antes que oyé­ramos de Cristo, él nos vio y nos diseñó para una vida glorio­sa, parte de su propósito general en el que trabaja en todo y para todos».
 
Este versículo muestra tres revelaciones pa­ra tus propósitos:
 
1. Encuentras tu propósito e identidad al tener una rela­ción con Jesucristo.
2.   Dios pensó en ti mucho antes que tú en       Él. Lo que designó para ti precede al momento en que fuiste concebido. Lo planificó desde antes de que exis­tieras, ¡y sin tu participación! Puedes elegir tu carrera, tu cónyuge, tus pasatiempos y muchos otros componentes de tu vida, pero no te toca escoger tu propio designio.
3. El propósito de tu vida es parte de un designio cósmico mucho más vasto, uno que Dios planeó para la eterni­dad.
Un día lú­gubre mientras viajaba, me em­bargó una angustia tan grande que parecía que la vida se me detenía de súbito, el futuro se tornaba incierto y todo perdía significado. Repentinamente, como de la nada, apareció una frase que rezaba: La vida sin Dios carece de sentido.
 
Quizás has sentido confusión en cuanto a tu propósito en la vida. Felicidades, estás a punto de entrar en la luz
 
                                                                                                 CONTINUARA........
 
 
 
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